Los linfocitos T citotóxicos CD8+ cumplen un papel central en la defensa inmunitaria, en particular contra células infectadas por virus, bacterias y protozoos. Además, se han relacionado con la eliminación de algunas células tumorales y células con MHC I incompatible en trasplantes.
Estos linfocitos son un tipo de célula del sistema inmunológico que se originan en la médula ósea y maduran en el timo. Son conocidos como CD8+ debido a la presencia de una proteína llamada CD8 en su superficie celular. Esta proteína les permite reconocer y unirse a las células infectadas o anormales, desencadenando una respuesta inmunitaria dirigida específicamente hacia ellas.
Cuando un linfocito T CD8+ reconoce una célula infectada, libera sustancias que pueden perforar la membrana de la célula objetivo o activar mecanismos que inducen la muerte celular programada. De esta manera, los linfocitos T citotóxicos CD8+ ayudan a controlar la propagación de infecciones y a eliminar células dañadas o anormales en el cuerpo.
Además de su papel en la respuesta inmunitaria contra infecciones, los linfocitos T CD8+ también pueden desempeñar un papel importante en la lucha contra el cáncer. Al reconocer células tumorales como anormales, pueden activar mecanismos para destruirlas o inhibir su crecimiento. Esto ha llevado a investigaciones sobre el uso de terapias que estimulen la actividad de los linfocitos T citotóxicos CD8+ en el tratamiento del cáncer.
Otra situación en la que los linfocitos T CD8+ son fundamentales es en los trasplantes de órganos. Cuando se realiza un trasplante, es necesario que el sistema inmunológico del receptor no reconozca las células del donante como extrañas y las ataque. Los linfocitos T CD8+ ayudan a detectar células del donante que presenten un complejo de histocompatibilidad (MHC) incompatible con el del receptor, y participan en su eliminación para prevenir el rechazo del órgano trasplantado.
Referencias:
17. Harty, J. T., & Badovinac, V. P. (2008). Shaping and reshaping CD8+ T-cell memory. Nature Reviews Immunology, 8(2), 107-119.
¿Qué hacen los linfocitos T CD8?
Los linfocitos T CD8 son un tipo de linfocito que desempeña un papel fundamental en la respuesta inmunitaria. Estas células son responsables de reconocer y destruir las células infectadas por microorganismos, como bacterias o virus, así como las células tumorales.
Para llevar a cabo esta tarea, los linfocitos T CD8 utilizan receptores de membrana que les permiten reconocer los antígenos presentados en la superficie de las células infectadas. Una vez que han reconocido un antígeno específico, los linfocitos T CD8 liberan sustancias tóxicas, como perforinas y granzimas, que inducen la muerte de la célula infectada. Esta respuesta inmunitaria es crucial para controlar la propagación de la infección y prevenir la aparición de enfermedades graves.
¿Quién activa a los linfocitos T CD8?
Los linfocitos T CD8 o citotóxicos (LCT) son activados por células que han sido infectadas por virus. Como consecuencia de la infección, la célula activadora presenta en su membrana el Complejo Principal de Histocompatibilidad (MHC en inglés) de clase I unido a un péptido (10 aminoácidos), perteneciente al antígeno.
La interacción entre los receptores de los LCT y el MHC de clase I junto con el péptido antigénico, activa a los LCT y desencadena una respuesta inmunológica específica contra la célula infectada. Los LCT reconocen y destruyen a las células infectadas mediante la liberación de sustancias citotóxicas, como la perforina y las granzimas.
¿Qué son los linfocitos T CD4 y CD8?
Los linfocitos T CD4 y CD8 son dos subtipos de células del sistema inmunitario, específicamente del grupo de los linfocitos. Estas células desempeñan un papel fundamental en la respuesta inmunitaria del organismo, ayudando a defenderlo de infecciones y enfermedades.
Los linfocitos T CD4, también conocidos como células T helper, son responsables de coordinar la respuesta inmunitaria. Estas células reconocen y se unen a antígenos presentados en la superficie de células infectadas o invadidas por patógenos. Una vez activados, los linfocitos T CD4 liberan sustancias llamadas citocinas, que estimulan a otros tipos de células inmunitarias a actuar contra el agente invasor. Además, los linfocitos T CD4 también desempeñan un papel importante en la activación de los linfocitos B, que producen anticuerpos para neutralizar los patógenos.
Por otro lado, los linfocitos T CD8, también conocidos como células T citotóxicas, tienen la capacidad de reconocer y destruir células infectadas o cancerosas. Estas células son capaces de reconocer antígenos presentados en la superficie de las células alteradas y, una vez activadas, liberan sustancias citotóxicas que inducen la muerte de estas células. Los linfocitos T CD8 desempeñan un papel crucial en la eliminación de células tumorales y en la respuesta inmunitaria contra infecciones virales.
¿Qué sucede cuando los niveles de CD8 están elevados?
Un nivel elevado de células T CD8+ puede indicar una respuesta inmune activa o una inflamación crónica en el cuerpo. Estas células, también conocidas como células T citotóxicas, desempeñan un papel importante en la eliminación de células infectadas o anormales. Cuando hay un aumento en los niveles de CD8, generalmente se asocia con infecciones virales crónicas, como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el virus de la hepatitis C o el virus del papiloma humano (VPH).
En el caso específico del VIH, se ha encontrado que las personas con niveles elevados de células T CD8+ tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones relacionadas con el sida, así como eventos clínicos de causa no infecciosa. Esto se ha observado incluso en aquellos individuos que tienen niveles normales de células T CD4+, que son las células que se ven afectadas por el VIH. Los estudios han mostrado que los niveles elevados de CD8 pueden ser un marcador de una respuesta inmune más activa y una inflamación crónica, lo que puede contribuir a un mayor deterioro del sistema inmunológico y un mayor riesgo de complicaciones a largo plazo.